Alegría vs. Felicidad
A menudo solemos confundir alegría con felicidad y felicidad con alegría, usamos una palaba u otra indiscriminadamente pero son dos conceptos completamente distintos.
Felicidad
La gente se piensa que estar feliz es sonreír continuamente y ver la vida de color de rosa con corazones flotando pero, realmente, esto no es la felicidad. Pero… y entonces, ¿qué es la felicidad? Es un estado en el que la persona ve con serenidad las cosas que están ocurriendo, sabiendo que todo es pasajero y que las adversidades las afrontamos con tranquilidad y sosiego.
La felicidad es una emoción duradera que surge de un sentido de propósito y satisfacción en la vida. Es un estado de ser y no depende de eventos o experiencias específicas. Es un sentimiento interno, profundo que se desarrolla a través de la práctica y la adopción de ciertas actitudes y comportamientos.
Uno puede ser feliz y estar triste al mimo tiempo, es normal.
Alegría
La alegría es una emoción pasajera, que se produce en un momento determinado por una causa concreta. Uno tampoco puede estar alegre siempre. Deberíamos normalizar que las emociones fluctúan y que no tiene nada que ver con la salud mental de una.
La alegría es una emoción que surge de un evento específico o una experiencia. Puede ser causada por algo tan simple como recibir una llamada o un mensaje de alguien que te importa, o tan complejo como terminar un proyecto importante en el trabajo. La alegría es temporal y se desvanece una vez que la experiencia que la causó ha terminado.
Entonces, la diferencia entre felicidad y alegría radica en su duración, importancia y profundidad del sentimiento. La felicidad es un estado permanente, sinónimo de prosperidad o dicha. La alegría es un estado pasajero, sinónimo de júbilo, bienestar o gozo.
Efectos de la alegría y la felicidad.
Ambas tienen diferentes efectos en nuestro cuerpo y mente. Cuando experimentamos alegría, nuestro cuerpo libera dopamina, una sustancia química asociada con la recompensa y el placer y es clave para promover los procesos de seducción, la sexualidad y el deseo. La dopamina nos da una sensación temporal de euforia y nos hace sentir bien. Influye en nuestro estado de ánimo, nuestro comportamiento y es esencial para regular nuestro metabolismo.
Sin embargo, la felicidad tiene efectos más duraderos en nuestro bienestar emocional. La investigación ha demostrado que las personas que tienen una sensación general de felicidad tienen menos problemas de salud mental y física, como depresión, ansiedad y enfermedades cardíacas.
¿Cómo podemos cultivar la felicidad en nuestras vidas?
Hay varias prácticas que podemos adoptar para fomentar la felicidad.
Una de ellas es la gratitud. Tomarse el tiempo para reconocer y agradecer las cosas buenas de la vida puede ayudarnos a desarrollar una actitud positiva y un sentido de satisfacción.
Otra práctica útil es la meditación. La meditación puede ayudarnos a reducir el estrés y la ansiedad, lo que puede mejorar nuestro bienestar emocional y aumentar nuestra sensación de felicidad.
También es importante recordar que la felicidad no es algo que podemos comprar o adquirir a través de eventos externos. No importa cuánto dinero tengamos o cómo sea de grande nuestro patrimonio, la felicidad es algo que se cultiva internamente. Y por si no ha quedado claro, no se puede comprar.
Al enfocarnos en las cosas que realmente importan en la vida, como nuestras relaciones, nuestras pasiones y nuestro sentido de propósito, podemos crear una vida llena de significado y satisfacción. Una vida más sana y más feliz.
En resumen, aunque la alegría y la felicidad pueden parecer similares a primera vista, son dos conceptos distintos con efectos diferentes en nuestro bienestar emocional. La alegría es temporal y surge de eventos específicos, mientras que la felicidad es duradera y surge de un sentido general de bienestar y satisfacción en la vida. Al cultivar actitudes y comportamientos saludables, podemos fomentar la felicidad en nuestras vidas y disfrutar de los muchos beneficios que conlleva.
Si no sabes por dónde empezar, ¡escríbeme! Estaré feliz de poder ayudarte.