Alimentación Emocional
¡Hola, hola! Bienvenida a mi riconcito de Hábitos, Salud y Felicidad! 😊
En esta temporada navideña, entender la diferencia entre el hambre emocional y el hambre física puede ser clave para mantener un equilibrio saludable. Al reconocer cómo ambos tipos de hambre se manifiestan, podemos tomar decisiones conscientes durante estos días de fiesta y disfrutar de la comida de manera equilibrada, evitando excesos innecesariosevita
En el complejo tejido de nuestra relación con la comida, las emociones juegan un papel crucial. Explorar el 'Emotional Eating' (alimentación emocional) implica desentrañar las capas psicológicas que influyen en nuestras elecciones alimentarias. Veamos más de cerca cómo nuestras emociones, desde el estrés hasta la alegría, tejen una historia única en cada bocado que tomamos.
¿Preparada? ¡Empezamos! 🚀 🚀
Desmitificando el Emotional Eating:
Entendiendo las Raíces Emocionales de las Elecciones Alimentarias
No siempre comemos para satisfacer el hambre física. Muchas de nosotras recurrimos a la comida para buscar consuelo, aliviar el estrés o recompensarnos. Y cuando lo hacemos, tendemos a elegir comida basura, dulces y otras opciones reconfortantes pero no saludables.
La alimentación emocional es utilizar la comida para sentirte mejor contigo misma, para satisfacer necesidades emocionales en lugar de las de tu estómago. Lamentablemente, ya te habrás dado cuenta que comer no resuelve tus problemas emocionales. De hecho, generalmente te hace sentir peor y te sientes culpable por haber comido en exceso.
¿Eres una comedora emocional?
¿Comes más cuando estás estresada?
¿Comes cuando no tienes hambre?
¿Comes para sentirte mejor (calmar y tranquilizarte cuando estás triste, enfadada, aburrida, ansiosa, etc.)?
¿Te premias con comida?
¿Comes hasta sentirte completamente llena?
¿Sientes que la comida te hace sentir segura? ¿Sientes que la comida es como una amiga?
¿Te sientes impotente o fuera de control alrededor de la comida?
Siento decirte que si has respondido que sí a alguna de estas preguntas, la respuesta es SÍ, eres una comedora emocional. 🍽️💞🍽️
El Intrincado Vínculo Emoción-Comida:comer emocional
El primer paso para poner fin al comer emocional es identificar tus desencadenantes personales. ¿Qué situaciones, lugares o sentimientos te hacen recurrir a la comodidad de la comida? La mayoría del comer emocional está vinculado a sentimientos desagradables, pero también puede ser desencadenado por emociones positivas, como premiarte por alcanzar un objetivo o celebrar una festividad o evento feliz.
Causas comunes del comer emocional
Estrés
¿Alguna vez has notado cómo el estrés te da hambre? No es solo cosa de la mente. Cuando el estrés es crónico, como suele serlo en nuestro mundo caótico y acelerado, tu cuerpo produce niveles elevados de la hormona del estrés, el cortisol. El cortisol desencadena antojos por alimentos salados, dulces y fritos, alimentos que te brindan un impulso de energía y placer. Cuanto más descontrolado sea el estrés en tu vida, más probable es que recurras a la comida como alivio emocional.
La técnica de la respiración profunda, la meditación y la visualización positiva son herramientas efectivas para contrarrestar la respuesta automática al estrés. Desarrollar una conciencia plena en estos momentos puede ayudar a discernir entre la necesidad real de alimento y la búsqueda emocional de consuelo.
Suprimir emociones
Comer puede ser una forma de silenciar temporalmente emociones incómodas, incluyendo enfado, miedo, tristeza, ansiedad, soledad, resentimiento y vergüenza. Mientras te adormeces con la comida, puedes evitar las emociones difíciles que preferirías no sentir.
Por ejemplo, cuando estamos tristes el cuerpo nos pide que busquemos como sea una gratificación instantáneay lo que solemos hacer es bucarla en ricos en carbohidratos. Te voy a decir algo que funciona aún mejor y que además te nutre el alma, un abrazo. Uno de esos abrazos fuertes, en los que apoyas la cabeza, en los que te estrujan y estrujas.
La expresión emocional a través de la escritura o el arte puede ser también una salida valiosa para la tristeza (aunque a mi personalmente me funcionan mejor los abrazos🤗). Además, practicar la autoempatía y permitirse sentir la emoción sin juzgarla es esencial para abordar las raíces de la conexión emocional con la comida.
Aburrimiento o sentimientos de vacío
¿Alguna vez comes simplemente para darte algo que hacer, para aliviar el aburrimiento o como una forma de llenar un vacío en tu vida? ¿Cuántos paseos te has dado al frigorífico por hacer algo? Lo abres, le echas un ojo… y ¡algo cae! En el momento, te llena y te distrae pero tus sentimientos subyacentes de falta de propósito y insatisfacción con tu vida seguirán ahí esperandote de cerca.
Hábitos de la infancia
¿Tus padres premiaban el buen comportamiento con helado, te llevaban a comer pizza cuando tenías buenas notas o te daban chuches para que no estuvieras triste? Estos hábitos a menudo se trasladan a la edad adulta. También tu alimentación puede estar impulsada por la nostalgia, cuántos bizcochos te has comido pensando que iban a ser como el de tu abuela y luego… ¡nada que ver!
Influencias sociales
Reunirse con otras personas para comer es una excelente manera de aliviar el estrés, pero también puede llevar al exceso de comida. Es fácil excederse simplemente porque la comida está ahí o porque todos los demás están comiendo. También puedes comer en exceso en situaciones sociales debido a los nervios. O tal vez tu familia o grupo de amigos te anima a comer en exceso, y es más fácil seguir la corriente.
Mantén un diario de comer emocional
Una de las mejores formas de identificar los patrones detrás de tu comer emocional es llevar un diario de alimentos y estados de ánimo. Sé que estás pensando que ya lo has intentado y que lo dejaste porque era un coñazo pero este diario no va sólo de ver qué y cuánto has comido, si no de cómo te sentías en ese momento. Esto te va a ayudar a identificar estados de ánimo con alimentos.
Anótalo en tu diario de alimentos y estados de ánimo:
lo que comiste (o quisiste comer)
lo que sucedió que te molestó
cómo te sentiste antes de comer
lo que sentiste mientras comías
cómo te sentiste después.
Con el tiempo, verás un patrón . Tal vez siempre termines comiendo en exceso después de pasar tiempo con un cierta amiga. O tal vez comes por estrés cada vez que tienes que entregar un proyecto o cuando hablaste con tu madre por teléfono. Una vez que identificas los desencadenantes de tu comer emocional, el siguiente paso es encontrar formas más saludables de alimentar tus emociones.
Encuentra otras formas de alimentar tus emociones
Para dejar de comer emocionalmente, debes encontrar otras formas de satisfacerte emocionalmente. No es suficiente entender el ciclo la alimentacón emocional o incluso comprender tus desencadenantes, aunque eso sea un gran primer paso. Necesitas alternativas a la comida a las que puedas recurrir para la satisfacción emocional. Aquí te dejo algunas 😊
Alternativas al comer emocional
Si estás deprimida o sola, llama a alguien que siempre te haga sentir mejor, juega con tu mascota, o echa un ojo al album de fotos de un viaje que te haya encantado.
Si estás ansiosa, ponte tu canción favorita y cántala.
Si estás cansada, date el gusto con algo calentito, una infusión, un baño, enciende algunas velas aromáticas o envuélvete en tu manta preferida.
Si estás aburrida, lee un buen libro, o sal a la calle y explora tus alrededores, te sorprenderá la cantidad de cosas que tienes cerca y no te habías dado cuenta.
Pausa cuando te lleguen los antojos y revisa contigo misma.
La mayoría de los comedores emocionales se sienten impotentes ante sus antojos de comida. Cuando llega el impulso de comer, es lo único en lo que puedes pensar. Sientes una tensión casi insoportable que exige ser alimentada ¡ahora mismo! Porque has intentado resistir en el pasado y fallaste, crees que tu fuerza de voluntad simplemente no es suficiente. Pero la verdad es que tienes más poder sobre tus antojos de lo que piensas.
¡Cuenta hasta 10 antes de rendirte ante ese antojo!
La alimentación emocional suele ser automática y casi sin pensar. Antes de que te des cuenta, ya has comido 3 paquetes de galletas de chocolate y no comes más porque no te quedan. Pero si te tomas un momento para parar y reflexionar cuando te golpea un antojo, te estás dando la oportunidad de tomar una decisión diferente y mejor.
¿Puedes posponer comer durante cinco minutos? O más facil, empieza con uno. No te digas a ti misma que no puedes ceder al antojo; recuerda, lo prohibido es extremadamente tentador. Solo dite a ti misma que esperes.
Y mientras esperas, como tampoco tienes nada mejor que hacer, haz un chequeo contigo misma. ¿Cómo te sientes? ¿Qué está pasando emocionalmente? Así, si terminas comiendo, tendrás una mejor comprensión de por qué lo hiciste. Esto te ayudará a verlo venir y a prepararte para una respuesta diferente la próxima vez.
Aprende a aceptar tus emociones, las malas también.
Aunque pueda parecer que el problema principal es que no tienes control sobre la comida, la realidad es que la alimentación emocional proviene de sentirte impotente frente a tus emociones así que intentas despistarte a ti misma con la comida.
Permitirte sentir emociones incómodas puede dar miedo. Puede que tengas miedo de que, como la caja de Pandora, una vez que abras la puerta, no podrás cerrarla. Pero la verdad es que cuando no reprimimos nuestras emociones y nos enfrentamos a ellas, disminuyen más rápido y pierden su poder para controlar nuestra atención.
Para lograr esto, necesitas ser consciente y aprender a estar conectada con tu experiencia emocional momento a momento. Esto puede permitirte controlar el estrés y resolver problemas emocionales que a menudo desencadenan la comida emocional.
Apóyate con hábitos de vida saludables.
Cuando estás físicamente fuerte, relajada, y bien descansada, eres capaz de manejar mejor las sorpresas que la vida inevitablemente te presenta. Pero cuando ya estás exhausta y abrumada, cualquier pequeño contratiempo tiene el potencial de enviarte directo hacia el refrigerador. El ejercicio, el sueño, y otros hábitos de vida saludables te ayudarán a superar tiempos difíciles sin recurrir a la comida emocional.
Haz del ejercicio diario una prioridad. La actividad física hace maravillas por tu estado de ánimo y niveles de energía, y también es un poderoso reductor de estrés. Acostumbrarte al hábito del ejercicio es más fácil de lo que piensas y si necesitas ayuda, ¡escríbeme!.
Apunta a 8 horas de sueño todas las noches. Cuando no duermes lo suficiente, tu cuerpo ansía alimentos azucarados que te den un impulso rápido de energía. Dormir lo suficiente ayudará en el control del apetito y reducirá los antojos de alimentos.
Haz tiempo para relajarte. Date permiso para dedicar al menos 30 minutos cada día para relajarte, desconectar, y desestresarte. Este es tu momento para tomarte un descanso de tus responsabilidades y recargar tus energías.
Conéctate con los demás. No subestimes la importancia de las relaciones cercanas y las actividades sociales. Pasar tiempo con personas positivas que mejoren tu vida te protegerá de los efectos negativos del estrés.
¿Tienes dudas? ¿No sabes por dónde empezar? ¡Hablemos!
¡Espero que te haya gustado! ¡Hasta la semana que viene! 😊
XXX
H💜🙏🏽💜